“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

jueves, 1 de noviembre de 2012

Hoy va por tí

Hoy me apetece escribirte. Quizás no sea el mejor momento, pero lo necesito. El problema es que quiero escribirte con alegría, con ilusión, conteniendo la tristeza que siento porque ya no estás. Eras una de las personas más alegres que he conocido en toda mi vida, por lo que estas palabras no serán tristes; serán dolorosamente agradables, como tu recuerdo. No mereces lágrimas ni desconsuelo, no. Mereces sonrisas y miradas repletas de esperanza. Sabes que te las dedico todas.

Recuerdo las tardes contigo en el parque y las noches de verano tomando el fresco en el patio. Solías contarme historias, miles de historias sobre tu vida. Escribías poesías con débil calígrafía forjada a base de tardes de estudio en la escuela de adultos. Plasmabas sobre el papel dedicatorias llenas de amor para aquellos a quienes más querías en el mundo. Siempre tenías afán por aprender, por descubrir cosas nuevas, ¡y vaya si lo hacías! Ni te imaginas la de cosas que aprendí de tí. Quizás no siempre te lo demostraba, -sobre todo cuando era pequeña- pero me encantaba descansar sobre tus rodillas y escuchar tu voz repleta de experiencias e ilusiones. Años después te convertiste en mi mayor confidente, en mi amiga, mi guía, mi mejor apoyo.

Tengo que darte las gracias por miles de cosas, lo sabes. Sé que cometí errores, pero también sé que tú los perdonaste y que de alguna manera los subsané antes de tu partida para que fueras feliz, para que no te pesaran. Yo no te recuerdo con tristeza, ni con dolor. Yo te recuerdo con alegría, sentada en la butaca, cantándole a la vida y recitándome poesías. Yo te recuerdo feliz, preparando la comida para la familia, paseando de mi mano por las calles del pueblo, dándome las buenas noches con un "hasta mañana si Dios quiere, preciosa mía". Yo te recuerdo todos y cada uno de los días de mi vida como la gran persona que fuiste, y por tí mantendré vivas tus ilusiones y jamás sepultaré tus poemas al olvido.

Son tantas las cosas que tengo que decirte que podría pasarme toda la noche escribiendo, pero, al fín y al cabo, todo se resume en un "te echo de menos". Dicen que no hay nada más triste que un recuerdo feliz, pero yo me siento inmensamente agradecida por haberte conocido, por haber aprendido tantísimas cosas de tí. Hoy te dedico un pedacito de este espacio personal que un día creé porque te lo mereces más que nadie. Quizás debí decirte todo esto y mucho más cuando aún estabas conmigo, pero sabes que mi cabeza y mi corazón no pasaban por su mejor momento en aquel entonces.

Hasta siempre, abuela. Nunca, jamás te olvidaré. Pronto hará un año que te fuiste, pero tu recuerdo me llena de esperanza, me reconforta, me anima a seguir. Gracias, por todo.


 
Esta era tu canción favorita. Va por tí.