“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

martes, 9 de julio de 2013

Tiene Arreglo

Últimamente no veo casi nada la televisión. Alguna que otra serie de forma esporádica, y poco más. Me aburre. Pero hace poco supe de la existencia de un programa de Canal Sur, de la televisión andaluza, que se llama "Tiene Arreglo". Es un formato innovador, cuyo principal tesoro se encuentra en fomentar un valor tan importante en nuestros días como  la solidaridad. El programa se hace eco de las llamadas de aquellas personas que están pasando por un mal momento por diferentes motivos: enfermedades, una precaria situación económica, y dificultades a nivel personal de todo tipo. Un reportero del programa se desplaza a su casa, y desde allí, conectan en directo con el plató. Es entonces cuando la presentadora, Toñi Moreno, hace un breve resumen de la situación en la que se encuentra esa familia, cediéndoles la cámara durante unos minutos para que puedan contarlo en primera persona. Durante esta conexión, diferentes personas van llamando al programa para hacer una aportación -económica o de otro tipo- a estas personas, con el objetivo de mejorar su situación. El programa recoge los datos de los donantes y posteriormente se los entrega a las familias necesitadas para que puedan ponerse en contacto con ellos. 

"Tiene Arreglo" ha cobrado una gran fama en Andalucía, llegando incluso a recibir el Premio Iris de la Academia de Televisión al mejor programa de la televisión autonómica por la gran labor que están realizando. Y no es para menos, porque el amplio abanico de situaciones difíciles que nos presenta cada mañana da para reflexionar un buen rato. Existen casos de deshaucios, de personas que a duras penas pueden alimentar a sus hijos, de desempleados, de personas impedidas que necesitan un equipo adecuado para asearse, dormir o comer. En definitiva, situaciones muy difíciles que en gran medida se ven resueltas gracias a la solidaridad de personas -anónimas o no- que están dispuestas a ofrecer una aportación en función de su disponibilidad económica. Hay quienes en lugar de ofrecer dinero, ofrecen algo incluso mejor: un pequeño puesto de trabajo, una compra de alimentación, una silla de ruedas para quien lo necesite, ropa de niño... Y no sólo llegan llamadas desde Andalucía, puesto que hay personas que llaman desde otros puntos de España e incluso desde el extranjero.

Yo confieso que no hay vez que vea "Tiene Arreglo" y no se me escape una lagrimita, porque es realmente emocionante ver hasta qué punto llega la solidaridad de muchas personas a la hora de ayudar a quien lo necesite. Toñi Moreno recibe a todas las personas que llaman al grito de "¡Tengo Llamada!", y el público se levanta de su asiento para recibir con alegría a quien esté dispuesto ayudar, en muchas ocasiones, echando mano de sus escasos ahorros o de su propia ayuda por desempleo.

De todas formas, no puedo ver el programa tantas veces como quisiera, porque lo emiten por las mañanas y yo suelo estar en la Universidad. Sin embargo, el otro día me avisaron de que saldría una familia de Almería cuyo caso era bastante especial, y me puse a ver el programa por la noche a través de la página web. Pocas veces se me han saltado las lágrimas con tanta fuerza ante la pantalla de televisión, puedo asegurarlo. 

Encarna y Jose Manuel viven una situación muy difícil. Tienen una niña pequeña, de cuatro años, y la situación económica que atraviesan es tan precaria, que a duras penas pueden pagar las facturas de la casa y comer cada día. Además, Encarna está enferma, y su marido está en paro. Es muy duro ocuparse de una mujer enferma y de una niña pequeña al mismo tiempo, y más aún si no puedes ofrecerle ni un vaso de leche ni unos zapatos nuevos a tu hija, para que vaya al colegio. Este caso me estremeció muchísimo, y no porque se tratara de una familia de Almería, sino por la desesperación que este matrimonio expresaba con sus palabras. Al ver que muchísimas personas llamaron desinteresadamente para ofrecerles su ayuda, una sonrisa se fue dibujando poco a poco en sus caras, y yo me alegré muchísimo.

Después de ver ese programa, pensé durante varios días en el caso de esta familia, y ayer, cuando iba por la calle, los vi. Sí, eran ellos. Los tres. El matrimonio y su hija pequeña, juntos, paseando por la calle. Me imagino que después de la ayuda recibida gracias al programa su situación habrá mejorado, aunque solo sea un poco, y eso se traduce en un aspecto mucho más sereno y esperanzador. Estuve a punto de decirles que yo también había visto el programa, pero, ¿qué puedo ofrecerles yo, que solo soy una estudiante y no tengo trabajo? El simple hecho de verles juntos, unidos, dispuestos a afrontar lo que venga, me emocionó muchísimo y me hizo volver a creer un poquito en que en este mundo todavía existen personas buenas dispuestas a ayudar a los demás. Sé que la gente que me vió paralizada en mitad de la calle, con una sonrisa tonta y una lágrima traicionera por debajo de las gafas no entendió nada de nada, pero para mí fue algo muy importante, algo que me hizo creer en la buena voluntad de las personas y en que, con esfuerzo y solidaridad, hasta la situación más difícil tiene arreglo.